miércoles, noviembre 01, 2006

Porque no todo tiene que tener sentido...


A veces me despierto pensando en una línea en el horizonte. Y no hay más. Esa línea da vueltas en mi cabeza... sin que pueda evitarlo hasta que se confunde a sí misma y se transforma en una línea de versos, en un momento inesperado, en una pintura neoclásica, barroca o rupestre, en un estribillo para mis "hit-parades" personales, en una situación grotesca o corriente, en un recuerdo que no llego a asociar con a quien pertenece, en unos pasos hacia ninguna parte... o en una mierda de texto que no termina sino en la papelera de reciclaje.

La verdad es que hace algún tiempo, poco más de un año, tuve la extraña pero muy normal etapa en todo escritor que atraviesa un mal momento: lo que se denomina como una sequía. Siempre llevaba papel y bolígrafo a cuestas, intentando no perder ni una sola de esas pinturas que me surgen de la nada y se convierten en algo como lo que antes mencionaba, dependiendo, eso sí, del momento y del ambiente. Y lo cierto es que la sequía se alargó más de lo que yo podía esperar, pero aunque parezca un poco absurdo... es como una impotencia real... es que no se te levanta, coño!!! Lo intentas una y otra vez, y no sabes bien porqué... pero te parece una mierda todo lo que estás tratando de hilvanar en pocas o muchas palabras. Para salir de esa falta de creatividad y ese "continuo-pánico-escénico" que me suponía destrozar todo lo que surgía de la pluma, me decidí un buen día a estrenar este balcón de festejos que tengo por blog. Y, a decir verdad, después de algo más de un año puedo decir que ha funcionado y que, al menos para mí, ha merecido la pena.

El blog se ha convertido en una pequeña excusa para escribir, para obligarme, para poder sacar al balcón lo que me da la gana: Desde mi corazón hasta unas bragas que encuentro entre mis cosas... no tengo más censura que mis propias vergüenzas, que cada vez son menos, lo cierto.

Además, este maldito invento me ha permitido contar también con sus comentarios, los de ustedes, con sus quejas, sus alabanzas, sus gritos de ánimo y sus proclamas... que agradezco enormemente, para bien y para mal, porque, en su justa medida, me han permitido crecer un poquito como escritor y otro poco como persona. Es siempre gratificante tenerles cerca, y escucharles. Eternamente: Gracias!!!

Sin embargo, me llama la atención, por otra parte, la interpretación que se ha podido dar en ocasiones de algunas piezas, versos o fragmentos que he colgado aquí con las pinzas de mi ropa. Y es que no todo lo que ventilo aquí es pura ficción, ni todo es cierto. Hay más persona que invención, sin duda alguna: hablo de lo que siento/he sentido alguna vez, dependiendo de la situación, el momento o la experiencia. Pero eso no significa que lo que intente plasmar aquí sea netamente real o, por su parte, deje de serlo. Quienes me conocéis bien, y los que no, no les viene nada mal saberlo, no soy sino un provocador, y entiendan la expresión en su significado más extenso, de los sentidos. Pretendo pintar a cada instante y no pretendo otra cosa que sugerirles, provocarles algo, hacerles participar de forma ajena en sentimientos, puntos de vista o imágenes que he visualizado en mis adentros.

Como puede resultar evidente, en ellos hay gran parte de mí... no soy de los que deja a un lado el alma para entregarse a la pluma como si las propias vidas les fueran ajenas... eso lo hacen otros, los maestros. Los buenos escritores que logran meterse tanto en la piel de un personaje que se eclipsan y se vuelven impermeables a su alrededor. Yo, como digo, soy un provocador sin más adjetivos. Y lo que pretendo es mover los focos y tratar de zarandear con lo que escribo los sentimientos del que está ahí enfrente, justo dónde estás tú leyendo. Indudablemente hay muchas relaciones causa-efecto, mucha metáfora barata y desgastada, mucho pincel mojado y mucha témpera que suelo dejar para que ustedes pongan color, sabor, textura y sensaciones a su antojo. Yo sólo me dejo llevar y ustedes me acompañan. Y si alguno ha estado lo suficientemente cerca en algún momento... seguro que me ha podido escuchar decir que "escribo por pasión y por terapia...", a lo que debería añadir en la primera, la pasión, disfruto realmente, y en la segunda, la terapia... pues que me funciona perfectamente, como el especialká o los olbrán a mis queridas marujas.

Por otra parte, algunos, entiendo que de entre los que me conocen bien, podrán dar explicación a muchas de las cosas que publico, desde un punto de vista personal o no tanto, pero no estarán del todo en el camino correcto, porque esto es el subsuelo y aquí todo es bastante distinto. O, por lo menos, eso es lo que pretendo. Con esto quiero hacerles entender que no todo lo que hay metido aquí es lo que verdaderamente siento. Es intimista... sí. Pero no es un diario. Ni tampoco pretende serlo. No hablo más que de lo que me apetece, pero no es informar el objetivo, ni que me conozcan mejor por dentro: simplemente provocarles una sonrisa (aunque alguna lágrima sería más correcto... teniendo en cuenta que hay más de gris que amarillo entre tanto verso), hacerles un giro inesperado, sorprenderles con un ritmo muy lento, hacerles testigos de una situación normal o inverosímil, sentarles en el banquillo de los acusados y que, después... sean ustedes los que juzguen, sin embargo, si les ha gustado o no. Punto final. O seguido: Como ustedes prefieran.

Y lo mismo es que lo entiendo como un acto de rebeldía ante lo que tanto me cansa del día a día. Un momento, el actual, que me aburre tanto, que me hace ver un panorama tan soso y tan cuadriculado que me arrastra a no querer más que evadirme y escribir sobre lo que me sale del quinto espacio. Me apetece hablar de muchas cosas, entre las que quizá el amor se convierte en un punto especial. Desde el destino trágico al sueño adolescente, o desde el más fraternal al que te arrastra inevitablemente. Y aún tengo algo pendiente, aunque les sorprenda, acerca del amor que promueven los Bancos... no piensen mal, no son los bancos que ocupan y llenan de caricias los enamorados en los parques, sino que estoy dándole vueltas al amor que se "fabrica" hoy al albor de las hipotecas, que últimamente celebran más matrimonios y casan más que los propios curas en las parroquias y las catedrales. Cosas como ésas ante las que me rebelo y no puedo hacer otra cosa que indignarme... quizá porque me sigo negando a creer que eso es amor aunque parezca serlo. ¿Se imaginan? ¿Hasta que la muerte los separe, a tipo variable y pendientes del euribor?

Si esto no les parece provocación... ¿Qué puede serlo?

Sean Felices... y coman Perdices.

Y espero que hayan entendido lo que pretendo decirles... entre tanto divagar por las cornisas.
Marcos

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