domingo, noviembre 27, 2005

Cuando llegue el momento...


Aunque no vi nacer tu sonrisa,
Me devora la prisa…
Ya soy parte ella.

Aunque no estuve allí, a la luz
De tu luna plateada
Me hace feliz tu existencia
Simplemente,
Tu perdida mirada…

Al girarme te encuentro
Te descubro tan frágil…
Tan sencilla, tan bella.
Eres tanto de ella, y de él.
Y te siento tan cerca,
Aunque estés hoy tan lejos,
tan lejos de mí…

<<...Lo sabrás cuando llegue,
Cuando llegue el momento
En que escuches mi voz
Y presientas mi ausencia.>>

Ni siquiera imaginas,
Lo que llego a quererte,
Tú, siendo tan pequeña,
Eres Julia, sonrisa morena:
Un dulce de estrella.
Eres ángel que esconde en la cuna
Tan tremendas las alas, inmensas.
Eres sueño, de brisa, de miel,
Eres nieve en la hierba,
Que no puedo evitar la sonrisa
Al mirarte, una y otra vez,
O al pensarte, en tu foto en mi pared.

Tan preciosa robaste a tu madre
Perlas de tierna belleza
La luz de la ansiada inocencia…
Ella ya no será más la misma
Gracias a tí…
Y tú no podrás olvidar, ni podrás repetir
Esa vital experiencia
Ese inmenso regalo que es el pan de la vida,
El milagro que nace de un amor, como de puntillas.
Aunque nunca recuerdes,
Cómo fue tu llegada,
Tu nacimiento.
Cómo, sin querer, hiciste feliz a tantos,
Que hoy apenas conoces, en tan poquito tiempo.


<<...Aunque te cueste entenderlo,
Lo sabrás, sin dudar,
Cuando llegue el momento
En que llores sonrisas ante el sufrimiento.>>


Debes de ser, por lo menos,
mi niña morena,
Un ángel de luz… con sonrisa de fresa.
Me muero de ganas
Por verte dormida
Y quererte despierta.
Aunque tú no lo sepas…
Lo sabrás cuando llegue,
Cuando llegue el momento
En que escuches mi voz
Y presientas mi ausencia.

Serás niña feliz,
Siempre pizpireta
Porque llevas la sangre
Que latió en corazones
De motocicleta.

Serás grande y tendrás,
Roja sangre en las venas…
Pero que nunca te engañen.
Sólo para tus padres
Tú serás la princesa.

Serás vida, pasión…
E ilusión… manos llenas.

Aunque te cueste entenderlo,
Lo sabrás, sin dudar,
Cuando llegue el momento
En que llores sonrisas ante el sufrimiento

Nunca temas ser libre,
Pues tu madre te quiere
Y te querrá hasta el final, sin tregua.
Y tu padre te lleva
De la mano al andar
El camino en la tierra:
Donde truenan las venas.

Aprenderás de ellos,
La humanidad, la paciencia,
Como valiosa herencia
Además de una huella,
Imborrable, en la piel
Que recubre tu esencia.

<<...Serás grande y tendrás,
Roja sangre en las venas…
Pero que nunca te engañen.
Sólo para tus padres
Tú serás la princesa.>>

Como el agua del mar
No lo dudes, princesa,
Porque en ellos tendrás
Unos ojos que miran,
Sin juzgarte, sinceros,
Sin pedirte la cuenta.

Mírate en ese espejo
El de sus tan sabios ojos
Cuando busques consuelo.
Y aunque hoy no lo entiendas,
antes o después lo harás,
Cuando llegue el momento.

Mis Palabras para Julia, un ángel que cayó del cielo y fue a parar a los tiernos brazos de unos padres que han hallado la puerta de la felicidad. Cuando llegue el momento...
Julia también se dará cuenta de que tiene una madre excepcional... y una familia que la adora.

Para ellos,
Con todo mi cariño.

Marcos

domingo, noviembre 20, 2005

Bajo el mismo sueño

Al conciliar el sueño empieza el cuento
donde puedo ser yo, o quizá no serlo.
Al fin, soy lo que soy porque les tengo
a ustedes a mi lado... el mismo sueño.














A los que sois parte de mi vida y, ocasionalmente, también de mi blog.
Gracias de todo corazón...

Marcos Calvo

Ángeles de humedecidas alas
















El frío calienta mi piel al rozarse en el hielo,
Congelando mis ganas de ser mucho más que un consuelo.
Agradezco la pura verdad, rebozada y serena.
Con sigilo me acerco al lugar donde merman las venas.

Imagino el mañana a través de unas lentes ahumadas
Y me tiendo en la piel que marchita la fe de la almohada
Entrevisto mis miedos así, aún teniéndote a oscuras,
A sabiendas que el mar es un fin que no termina nunca.

Bajo llave mantengo en cajones el susurro del alma
Si la histeria cerró las heridas, hoy se abren de calma
Como parte inconclusa de un cuento, sin hadas, sin duendes
Putrefactos anidan legajos, son piel de serpiente.

Y sentado en la puerta te guardo ese pan que maldigo
Esperando que nadie me acuse de ser un mendigo.
Aliñadas de aceite y de nada, cristales de barro,
Las imágenes mueren de sed apresadas en tarros.

Entremezcla mis ganas ser, de ayudar al suicida
Será el alba hoy, de nuevo, punto de partida.
Enseñándome a ser vagabundo, soy un fugitivo
Que se llena la boca en el humo de los cigarrillos.
<<...Como un ángel de sucias, humedecidas alas, Que al batirlas desempolva sin fe mi mirada, No te mueras y olvida el recuerdo para ser feliz Tiñendo los sueños del negro de aquel regaliz...>>

En la noche la luna me guarda un profundo secreto
Salvaguarda mis neuras, mis sobrias locuras de necio,
Sin pedirme las cuentas ni darme talones sin fondos.
Olvidar es también compartir lo que llevas muy hondo

Alimento la dura verdad, aun después del olvido
Revolcando mi sucia y locuaz visión, sin testigos
Entender me devuelve rutinas, y pequeños vicios
Aunque el cielo se oculte en la tierra, tras el precipicio.

Despellejo los gatos al sol de las hechiceras
Alimento de pelo y de piel hambrientas hogueras.
Soy al menos un haz de pudor al volcar mi memoria
Aunque el viento no me haga justicia, ni eleve la euforia.

Es curioso encontrarte en mi blog, sé bienvenida.
Será mejor que no vuelvas, y más de visita.
No te hagas más daño en el fin, y vuelve a tu parque,
El lugar donde puedes volar hacia todas partes.

Como un ángel de sucias, humedecidas alas,
Que al batirlas desempolva sin fe mi mirada,
No te mueras y olvida el recuerdo para ser feliz
Tiñendo los sueños del negro de aquel regaliz.



jueves, noviembre 17, 2005

Necesito un segundo de paz

Necesito un segundo de paz, ni un minuto de gloria.
Necesito encontrar la verdad sin llorar la memoria.
Necesito ser parte de mí, de mí conmigo mismo.
Necesito volcar mi mitad en mitad del abismo.

Alcanzo a verte aquí y huyo en silencio.
Doblegas mi razón, mi pensamiento.
Mejor que nunca digo que me encuentro,
Y aunque no sea verdad, tampoco miento.

Necesito volver a empezar, nunca desde el principio.
Necesito escapar de verdad, si me miento a mi mismo.
Necesito encontrarte al doblar la esquina del limbo.
Necesito jugar y ganar, aunque pierda el sentido…

He soñado ser volcán que no vomita nunca.
He perdido aquella fe, para encontrarme en tu busca.
He alcanzado el cielo oculto en la penumbra…
Para no pensar en ti, ni soñarte desnuda.

Necesito no albergar en mi piel esa absurda esperanza.
Necesito soñar que camino sin tocar la balanza.
Necesito caminar por un sueño, recuerdos de mimbre.
Necesito morder las mareas, sin sentirme tan triste.

Se me desarma el corazón rozando el filo.
Con los huesos de cartón, ya no te miro.
No quiero tu pasión, ya no, tampoco tu cuerpo.
No quiero tu ilusión, y menos mis miedos.

Necesito sentir que no estás, que no queda ya nada.
Necesito olvidarme y partir en dos las miradas.
Necesito perder la razón, y volver a la vida.
Necesito vivir mi verdad, que todo es mentira.

No entiendo tu verdad, ya no la quiero.
Ya bebí de golpe en un tirón, por mi garganta,
El vaso de los clavos que atragantan.
Aunque me oigas toser, respiro de nuevo.

Necesito hoy tanto de ti, que te odio en secreto.
Necesito ser tanto a la vez, y nada en concreto.
Necesito no verte jamás, no echarte de menos.
Necesito tenerte hoy aquí, mañana no quiero.

En esta agonía de versos que me matan,
No es sino la muerte lo que espero,
Figurativamente, por supuesto, muerte de ti con el silencio.
Para nacer de nuevo piel por dentro.

Necesito dejar de pensarte más que nada en el mundo,
Necesito mirar a ambos lados sin sentir que te busco.
Necesito dormir arropado sin tenerte en mis sueños,
Necesito pintarme de vida, pintar mis recuerdos.

No seré parte de nada ni de nadie, aunque me cueste.
No quiero ver la luz en otros ojos, porque duele.
Prefiero no ser más que polvo, arena entre tus dedos,
Prefiero no ser sino viento, de puntillas por el cielo.

Necesito decirte que soy más sin ti que contigo.
Necesito pensar que te irás, mejor como digo.
Necesito por siempre jamás no buscarte entre la gente.
Necesito ser sólo yo mismo, sin tenerte presente.

domingo, noviembre 13, 2005

Alimentando aquella sed

Alimentando aquella sed de mis locuras, no hago más que descubrir y anhelar todo lo que se posa ante mis ojos. Tan visual y expresivo como siempre fui, me mantengo en mi postura ante la vida. Soñando realidades a puñados como el que llega al mar y pretende abrazar toda la arena que hay en la playa para sentirla correr por todo el cuerpo. Revolcándome en la vida que me llena y almacenando ese saber que sólo aporta lo vivido, lo sentido, de lo que puedes afirmar haber sido testigo, lo que te marca, más o menos, de por vida. Unos ojos que pasean al cruzarse con los tuyos, un balcón lleno de vida, un pesetero taxista a través de los cristales, en sus ojos. Unos zapatos que, al caminar, asoman sus puntas al mundo mientras recorren la acera, rapidito, como las cucarachas. Así como las músicas de indefinida procedencia, los antros de todo pelaje que asomaban, entonces, chatos de vino, y hoy mojitos caribeños y otros cócteles, emanando melodías de cunas lejanas y diversas. Sonidos, ya no ruidos, de un Madrid que me condena y que me enreda, a pesar de sí mismo. Tanto por sentir en propia piel, tanto por dejarse entretener… mientras caminas por la superficie asfaltada y tensa de una ciudad que nunca para de moverse, infinitas disoluciones de mil puntos cardinales. Es difícil sentirse ajeno al movimiento, ajeno a esta ciudad de nadie, y de todos los que la sufren y la viven. Siempre intento seguir un itinerario distinto cuando paseo por esta maldito laberinto de alquitrán y bolardos en procesión. Con los ojos bien abiertos me dejo imbuir en lo que se mueve y lo que no. En lo vivo y en lo mortificado de sus naturalezas muertas en raíles, en pinturas, continuas o discontinuas, amasijos de neón, acantonados elencos de colores, paisajes de cartón y barrenderos, bancos, cajas, destellos de luz y sombras… entre tanta esencia histórica… viva o muerta, siempre esencia.

Alguien pensó que Madrid se despertó un buen día abandonada a su suerte, entre tanto alcalde cebollero que se empeño en arar Madrid en lugar de habitarlo, en lugar de hacerlo más humano, más sensato. A su suerte, como digo, porque iba perdiendo encanto para ganarse enemigos que comenzaron a aborrecer lo plomizo de su insufrible e irrespirable oxígeno en forma de boina encalada desde el techo de cielo al ajedrez en el suelo.

Sin embargo, la tribu de insurrectos no ha migrado: se quedó tras el telón para hacer mejor Madrid, manteniendo lo vital de esta ciudad, siempre su gente. Capaces de inventar lo más insospechado, así nos quedan restaurantes donde poder dar alas a la imaginación, cafés sin posos rancios, bares con canto y encanto… y más motivos por los que seguir buscando.

Poquito a poco, y gracias a manos amigas que me pasean por sus calles, voy descubriendo un Madrid bien distinto, aunque nocturno, aderezado de lo mejor, cobrando huecos y formas, sabores de colores sin pinceles, asimilando las entrañas por herencia, entre tanto bólido ruin y clan gorrilla, queda todavía un resquicio de luz, donde confluye lo común con el manjar y la sencillez. Lugares donde poder seguir alimentando aquella sed.

martes, noviembre 01, 2005

Paridos en el Metro (de Madrí)

Versos de cal y de piedra
sobre papel,
como mármol de cantera
sin doblez.

Versos caliza y arena,
que, entre las manos, huyeran
de la verdad, de la quema,
del enfado del volcán…

Versos de sal y quimera:
Cuando curando, hieren.
Cuando hiriendo, curan
de llagas que no se duelen.

Versos amargos, agriados.
Piel de limón en tus labios.
Comisuras y resabios
de hiel…vinagre de agravios

Versos ebrios de locura
sinceros, sin ataduras,
encuentran huecos
sin luz, tendidos a oscuras.

Versos, versos ofuscados
que esperan al sol, sentados
en licor, con tantos grados
de sangre… encartonados.

Versos heridos de guerra,
sangrando la libertad,
esperan desde trincheras
ver el color de la paz.

Versos que hieren, que queman
alimentan las hogueras
y el sueño de amor, de pena
llora sus tintas miserias.

Versos fugaces del cielo
almidonan desconsuelo,
en el vagón, el subsuelo,
Metro a metro, Verso a Verso…