miércoles, agosto 30, 2006

Historias perrunas

Hace tiempo que no escribo... bueno, miento, hace tiempo que no publico nada... porque escribir... escribo, aunque quizá el pudor... o más bien la dejadez me hacen maltratar desmerecidamente a este blog, este pequeño rincón lleno de telarañas, dónde parece que nunca pasa el tiempo si no me cuelgo, o me descuelgo, con alguna de mis perrunas historias a las que os tengo tan acostrumbrados (o acostumbradas...). Hay que joderse!!! Qué paciencia tienen algunos... y lo que os gusta releerme las chorradas!!! (Gracias, por cierto... no tienen por qué dejar de hacerlo, al menos no porque sea yo quién se lo diga!!!)



Lo que sí es cierto es que la mente vuelve (no sé si al cole) bastante despejada. La despreocupación se convierte en una forma de vida si la dejas opinar demasiado... pero también es un consuelo pensar que todos nos merecemos una tregua. Y es que yo soy un poco así, yo voy por rachas... aunque imagino que ya lo saben más que de sobra... y lo han podido comprobar por temporadas: hay que dejarme ir, verme marchar sin más, para que sea yo mismo el que luego vuelva, con más o menos decisión, al punto de partida (tres pasos más pa´trás o más p´alante). Y no es más que una forma de entender que sea el momento, que es el momento, o no, de partirse la cara... que es el momento, o no, para salir corriendo. No importa si acertamos o caemos. Ni más ni menos.

Al fin y al cabo, es cosa de un segundo, a veces dos, tomar la decisión equivocada... ¿Para qué emplear toda una vida arrepintiéndose? Tampoco es que yo acostumbre a reprocharme las cosas que he podido hacer y que no hice... a decir verdad, nunca lo hago... "fue por alguna razón", me digo siempre, aunque cuando lo piense... no me acuerde de nada. Al fin y al cabo, ingenua o inconscientemente, sigo teniendo la sensación de que si lo hice mal, pediré disculpas... y si lo hice bien... tendré que dar las gracias al destino y a mi queridísima abuela... que sigue rezando por mí... aunque yo, por convicción, nunca lo haga... y ella sea consciente, plenamente, de que conmigo ya no hay más remedio...

El caso es que hemos vuelto ahora que se acaba el veraneo (mis teclas y yo... no piensen mal, no es que tenga doble personalidad... no, todavía), y hemos vuelto con otra forma de mirar... no sé, con otro aire... algo más desenfadado, no sé si menos profundo, más directo... Yóquesé... les invito, ¿Porqué no?, a comprobarlo... si no tienen nada mejor que hacer, que leer o que ver en el telerio... no tienen más que entrar, si quieren, sin llamar al timbre: casi seguro que estaré despierto.

Os brindo algún que otro lametón perruno,

Marcos Calvo