domingo, noviembre 12, 2006

Noviembre dulce -Soneto-


A más de mil kilómetros de tus pupilas
encontré unas alas de un volar valiente,
mientras las estrellas estaban ausentes,
yo pinté un anochecer de color mediodía.

De ese mar tan en calma, que abrigó lo que escondes,
se embarazan las almas al embestir las olas
avanzando la voz de unos gritos que, a solas
son la sal de la arena, y en suspiros respondes:

"Se olvidaron de darme en las señas tu nombre..."
Navegar, y ponerse en la piel de cualquiera,
para que tus pisadas nunca busquen mis ojos.

Y a la vez, abrazarse a este dulce noviembre:
deslizando sus hojas, alfombradas respuestas...
que sólo cobran sentido al llegar el otoño.

De sal, de rozaduras y de arena.
También de agua de mar, de mar en calma.

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