jueves, febrero 16, 2006

Igual que llegó... se ha ido


E igual que llegó… se ha ido. Casi sin querer entrar, se fue caminando, calle abajo, con media sonrisa en los labios mientras pensaba en todo esto. Mientras se le deshacían los pensamientos en la cabeza y confirmaba sus expectativas, mi esperanza, escurridiza, se marchaba ensimismada calle abajo, entre el pequeño espacio que quedaba entre los adoquines de la acera y las suelas de sus botas, paso a paso. Casi sin tiempo de respirar de nuevo, ni siquiera intercambiar unas palabras, pasé a formar parte del olvido. Sin más pena ni gloria, fui vencido… más por las circunstancias que por las desavenencias que tengo con el destino.

Un olvido escurridizo y pasajero, como la ilusión de un niño que, pegando con insistencia la nariz a ese cristal que le separa de su sueño, tiene que abandonarlo, ya vencido, por la tozudez de las circunstancias y por su mamá, que tira de sus sueños y de su brazo, para continuar caminando calle abajo.

Fue un sueño excepcional, mientras duró. Aunque, a decir verdad, fue sólo mío. Del que despierto hoy, más ensimismado que vencido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

suena bien...aunque ya no hay misterio...cuidate.